Bienvenida a la jungla (Prof. Montero)

Joder... para una vez que mis padres se iban de finde de negocios voy, monto la mejor fiesta de la ciudad y tienen que volver pronto. Aún podía recordar sus caras al entrar en mi cuerto y pillarme en medio de aquella orgía que se improvisó. Al principio solo éramos Erik y yo, pero luego entró una amiga con su chico y luego otro tío que no conocía y bueno...cosas que pasan. A mi madre casi le da un yuyu al verme entre las piernas de Sharon y los demás tíos a nuestro alrededor.

Por eso acabé aquí encerrada, en un puto internado donde seguro que serían todas monjas y curas, que no me dejarían hacer nada y me obligarían a llevar un uniforme de mierda, a comportarme como una santa y a no decir tacos. Los cojones!!!

Le di una patada a la maleta más grande que tenía al lado mía y la tiré al suelo aún cerrada sentándome sobre ella.
-Asco de sitio...-pensaba putear a todos los profesores e internos para ver si me hechaban pronto.

Podía escuchar a mis padres dentro de secretaría hablando con alguien del centro...ojala se murieran todos.

Aquello parecía una maldita carcel, al entrar me había registrado, me habían confiscado el móvil y un paquete de cigarrillos que escondí en la maleta entre la ropa interior. Un alto muro con alambre de espino rondeaba el muro exterior del colegio... pero me daba igual! TRataría de marcharme de allí por la noche, huiría lejos y ya me buscaría...

Me giré al notar la mirada de alguien sobre mí y no fallé. Una tía mo obsvaba cerca de secretaría donde mis ''queridos'' padres pactaban los acuerdos de mi encierro.
Llevaba unas mallas negras muy ajustadas a su figura y el abdomen al aire por el top a juego ¿Esta qué se creía, una de las spice girls? ¿La gimnasta esa?
-¿Pasa algo?-pregunté con el tono poco amigable.

Con voz suave y calmada me dio la bienvenida a aquel asqueroso lugar. Le di la espalda girándome sobre mi maleta color rosa y ni la miré. Zorra.
-No te importa... no me quedaré aquí mucho tiempo-contesté cogiendo mi IPod encendiéndolo y poniéndome los auriculares a todo volumen para no escuchar nada.

¿Quién era esa tipa? ¿Otra interna? ¿Profesora? ¿La de la limpieza? Me daba igual todo...

Aunque llevaba los cascos, en los silencios de la batería y las guitarras podía escucharla y me quité un auricular con una envenenada sonrisa mirándola de reojo.
-Habrá muchas...pero no tan zorras como yo-contesté volviendo a lo mío mirando fijamente la pantalla del IPod.

En cuanto se largaran mis padres de aquel lugar trataría de buscar una salida y ya me vengaría de ellos. No podían hacerme esto, estaban destruyendo mi vida social allí en Toronto.

De reojo vi como entraba en secretaría y le pedía algo a la secretaria. También pude ver la mirada de mis padres, cosa que ignoré y como si nada seguí a lo mío, bajandole el volumen a la música para enterarme de algo.

La chica salió y cerró la puerta de secretaría caminando unos pasos hacia mí con una carpeta en la mano.La escuché y dejé el IPod a un lado levantándome poniéndome bien aquella camiseta ajustada a mi figura y los jeans a juego con unos botines negros de tacón ancho.
-Deja eso, no te incumbe-dije arrebatándole aquella carpeta mirando lo que allí decía de mí- orgía...fiesta...drogas...rebeldía... NINFOMANA??! ¿Pero qué me estás contando?
Yo filpaba con todo aquello.

Mis padre no sabía lo que yo había o dejaba de hacer, estaban ocupados siempre con sus empresas y tiempo para mí 0, pero parece que ahora se habían enterado al fin de todo.

Seguí leyendo aquel expediente y todo lo que contaba sobre mí y luego lo cerré dejándolo caer al suelo con indiferencia volviendo con mi maleta.
-Permiteme que lo dude...-dije aguantando su oscura mirada que contrastaba con la mía clara pero ahora incendiada por la rabia que sentía.

Al poco salieron mis padres y mi madre se acerco ¿A despedirse? Simplemente le di la espalda y ni la miré. No se merecían mi respeto ni atención después de haberme encerrado en un sitio como este. Por mí que se pudrieran allí en Toronto, no volvería jamás por allí.