Regreso a casa (Venus)

TRas aquel largo viaje, dejé aparcado mi precioso Audi R8 negro y me encaminé hacia aquel castillo que había sido mi casa durante toda mi infancia y al que hoy al fin volvía de nuevo.
Me ajusté la cazadora negra de cuero a conjunto con aquellos pitillo negros que tanto estilizaban mi figura gobernada desde unos tacones de infarto color rojo sangre a juego con la camiseta de tirantes que acentuaba mi escote a través de la cazadora.

Silbando una pegadiza canción en la que estaba trabajando, subí hasta las plantas superiores y me colé en aquella pequeña biblioteca, el santuario de mi padre cuando vivíamos aquí. Una habitación llena de libros con un par de sofás alrededor de una chimenea al lado de la ventana desde la cual se podía ver todo el terreno de aquel castillo.

El lugar había quedado muy bien, Venus había hecho un gran trabajo.
Cogí ''La divina Comedia'' de una de las estanterias y me tumbé el el sofá como si estuviera en mi casa...que para eso lo era, y comencé a leer distraidamente esperando a que Venus apareciera, habíamos quedado a esa hora.

Me aburría aquel libro así que lo tiré detrás del sofá. Al instante, escuché pasos que se acercaban a la biblioteca y nada más abrirse la puerta la vi.
-Venus!
Casi si abalanzó sobre mí y respondí a su abrazo riéndo levemente.
-Auch...que me ahogas...-bromeé separándome de ella un poco mirándola de arriba a abajo- Wow! Y tú que zorra que estas... ¿Te has operado las tetas?-las notaba algo más grandes.
Las cogí sin problema alguno y me reí de ella.
-No...naturales 100%...jo...te quedaste con los genes buenos de mamá.

Me di la vuelta y fui hacia la ventana algo inquieta mirando por ella.
-Bueno, ponme al día hermanita.

Venus parecía una niña pequeña con un caramelo que está a punto de degustar. Se la veía ilusionada con todo aquello e incluso la veía más mayor...no en el sentido de vieja...sino en el de responsable.
-Profesores y alumnos...-repetí con una pícara sonrisa pero al advertir que se enfadaría rectifique- Tranquila... no haré nada malo...bueno...nada demasiado malo.

Me apoyé en el alfeizar de la ventana y la miré directamente a esos ojos azules idénticos a los míos pero algo más felinos y rasgados.
-¿Algún fichaje interesante entre los profes?-dije en tono bromista pero también curioso.

Esto...vale, no había madurado tanto como pensaba. O lo había hecho pero para peor. Siempre había tenido a mi hermana mayor como modelo a seguir y bueno ya se ve. Es toda una zorra (en el buen sentido de la palabra claro está) y sin duda alguna podía aprender aún mucho de ella.
-Lo sabía...-dije complacida por sus acciones a la hora de elegir al personal- Calla ya que al final me voy a poner cachonda nada más llegar joder-me reí notando sus dedos entrelazados en mi melena negra como la noche.

La miré con interés y con una divertida mueca procedí a un mini-interrogatorio.
-Y dime...¿Qué has hecho durante estos años sister?

En resumen...se había tirado a seguramente muchos empresarios y compañeros de carrera, había pisoteado a todo el que se hubiera interpuesto en su camino y había conseguido su objetivo, abrir este castillo como un internado. Perfecto, digno de la mayor de los Black.
-Ummm...interesante.

Sonreí e hice memoría de mi autobiografía exceptuando algunos detalles carentes de importancia...cof cof...alcohol, drogas...cof...cof...
-Bueno, como ya sabes acabé la Licenciatura en Música y ahora mismo estoy discutiendo algunos acuerdos con una productora a la que le interesan mis canciones-dije orgullosa- Pero no he sido tan zorra como tú...creo que he sido el triple!-reí mordiéndome la lengua- Muchas cosas experimentadas y creo que aquí aprenderé algunas más. Tuve una buena maestra- apunté mirándola.

Reí por sus palabras y miré por la ventana entornando mis claros ojos por los destellos del sol.
-Me adiestraste bien-murmuré despegándome de la ventana caminando al lado de las estanterías de libros.

TEnía ganas de empezar con las clases la verdad, era algo nuevo y creo que me lo pasaría bien.
-Estoy deseando empezar hermanita, creo que este internado va a ser un buen lugar para todos esos jóvenes ''rebeldes''-vamos, como las dos locas que estaban en la dirección, nosotras.

Cogí otro libro de la estantería y leí de pasada la última hoja, era una manía que tenía. Siempre que me leía un libro me acababa antes la última hoja y luego empezaba.
Cerré el libro de golpe cuando la escuché y le saqué la lengua.
-Encima...¿Es qué no te fias de la inteligencia natural de tu hermanita pequeña?-le dijé riéndome entre dientes- Aprobé de sobra... lo de los profesores solo fue para pasar el rato, no pensé que pudiera haber maduritos tan interesantes en la Uni.

Me apoyé en el escritorio y silbé distraidamente como antes.
-Además, tengo talento natural para la música, ese cochazo deportivo negro de afuera es mío y lo compré con el dinero que me da esto-bueno y el descuento del dueño del concesionario por hacerle ciertos favorcitos.

Mis ''dotes'' musicales no eran los únicos talentos que poseía.

La escuché y volví a asomarme por la ventana para ver que a unos metros de mi bestia negra de acero había un cochazo rojo digno de admirar también.
-Mmmm...creo que ya se con quien haré unas cuantas carreras ilegales ¿No?
La velocidad me excitaba muchísimo y hacerlo al margen de la ley aún más.

-Acepto el reto.
Por los alrededores del castillo había largas carreteras desiertas por las que correr estilo rally sin que nadie nos molestara, sería emocionante.

El sonido de sus tacones se alejó y me giré encontrándomela frente a la chimenea, con su mirada iluminada por el fuego.
-Ahora mismo no tengo frío, siempre estoy caliente-bromeé metiendo las manos en los bolsillos de la cazadora de cuero que me mantenía bastante caliente- Tranquila, cuando vengan los profesores ellos pueden quitarte el frío.

Madre mía...un internado dirigido por dos locas como nosotras no podía acabar bien, me lo veía todo destruido e incendiado.

Me reí con ganas y la miré negando con la cabeza.
-Para que quitártelo tu sola teniendo a decenas de profesores e internos a tus órdenes...o internas...he visto a unas cuantas de camino aquí-dije con una pícara sonrisa.

La observé fijamente. Ella era algo más alta que yo, siempre había sido así, pero me daba igual, yo estaba orgullosa de mi cuerpo.
-No, las tengo en el coche, había subido primero a verte ¿Es la habitación que tenía antes también?
De pequeña dormía en una de las torres de aquel castillo en una amplia habitación similar a esta biblioteca, con una gran cristalera, chimenea y una cama con dosel y todo.

Sonreí recordando mi antigua habitación deseando dejar mis cosas, volver totalmente a casa nuevamente.
Había estado fuera mucho tiempo, desde que acabé el instituto. Me enteré de la muerte de mis padres cuando estaba en Canadá estudiando y bueno, cada una se buscó la vida.

-Este lugar me trae muchos recuerdos...-dije algo nostálgica recordando cuando solíamos jugar al escondite por el lugar.

Asentí y noté sus cálidos labios sobre mi mejilla elevada por mi sonrisa. La despedí con un gesto con la mano y me quedé allí en el estudio un rato más, observando los libros que papá y mamá habían ido reuniendo y otros nuevos que Venus había colocado. Más adelante pondría alguna también yo.

Me calenté un poco con el fuego y luego ya por fin salí de la biblioteca para coger mis cosas del coche e instalarme definitivamente en mi cuarto.