Sebástien dit Voilá! (Alguna chica)

Volví a sumergirme y empecé a nadar, realmente me encantaba estar dentro de una piscina, además que de pequeña había estado en clases de natación. Me sumergí y me eché el cabello hacia atrás, salí a la superficie y busqué con la mirada a Sebástien. Me encontré con un Sebástien casi, casi al desnudo y me quedé nuevamente hipnotizada y ligeramente shockeada, era más que bello, toda embobada desperté de mis pensamientos cuando escuché que habló.
- Ehh, qué? No, no, no pasa nada. -Negué con la cabeza tratando de hacer que su encanto fuera resistible.
Aunque me fuera imposible.

Y volteé de nuevo y me quedé mirándolo mientras nadaba, era irresistible en verdad. Noté que se dio cuenta de que lo miraba y me puse nerviosa, que tonto era eso de mi parte.
-Ehh, bueno que quieres que te diga, no puedo evitarlo. -Le dije mirándolo de arriba a abajo, dándole a entender que era más de lo que cualquiera pudiera pedir.
- Lo siento, seguro te incomodé. -Me di media vuelta super avergonzada y comencé a quitarme esta vez yo la ropa, la cual había empezado a molestarme. Primero la camisa de cuadros, luego los pantalones y por último los tacos altos que llevaba ese día, quedando en hot pants y un bra de color fucsia que hacían juego. Me puse a nadar boca arriba totalmente relajada sin el peso de mi ropa.

Seguía en mi mundo, nadando boca arriba por toda la piscina, obviamente intentando distraerme para no mirar a Sebástien e incomodarlo, porque si lo miraba.. me quedaría hipnotizada. Empecé a sentir una extraña sensación, de esas que sientes cuando vas caminando por la calle y pasas por al lado de mucha gente, esa sensación de que te están viendo, me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, cuando me dispuse a dejar de nadar y noté que ahora era al revés.
Sebástien me estaba observando.
- Ahh, si, la verdad no es mi color favorito... Prefiero uno más así como.. el rojo. -Le dije, pues tenía uno rojo idéntico que era mi preferido.- Gracias, Sebástien -Sonreí, como siempre.
Me di cuenta que en un momento enfocó su mirada en mis senos y le dije, tomándolo por la barbilla con picardía:
- Perdón, se te perdió algo?

Miré como se alejaba nadando y sentí como el agua se ponía helada. Me estaba congelando, así que decidí salirme de la piscina o acabaría enfermándome. Fui acercándome a las escaleras, sin poder evitar voltear a mirar a Sebástien. De verdad acabaría haciendo cosas.. que no debería. Negué con la cabeza y fui subiendo las escaleras, a medida que el frío se hacía más notorio. Salí completamente .. cuando me di cuenta de que tendría que aguantar como sea el frío.
Mi ropa seguía mojada.
Suspiré dándome calor en los brazos a la misma vez que temblaba, cuando mi vista se volvió a enfocar en Sebástien.
Maldita sea.

Lo vi nadar hasta la escalera, era obvio que acabaría saliéndose, el agua estaba demasiado helada para permanecer ahí, solo. Sentí como su mirada se clavaba en mí, al igual que la mía en la de él. Sentí que su mirada me violaba casi igual que la mía a él. La sangre subió a mis mejillas, sonrojándome de la verguenza. Entonces.. hice lo mismo. Su cuerpo era fuerte, sin llegar a lo exagerado, era perfecto. Sentí la necesidad de salir corriendo a abrazarlo y comprobar que lo fuerte no era nada más a simple vista si no que era de verdad, además de que así se contrarrestaría el frío con el calor de ambos cuerpos. Pero me detuve.
Me mordí el labio al mirar.. eso y subí la mirada a sus ojos de inmediato, esos ojos profundos de un azul tan.. peculiar que lograban engancharme. Escuché que habló y salí de mis pensamientos.
- Mmm, sí. Me quitaste las palabras de la boca. -Y no dejé de mirarlo.

Seguía mirándolo con una sonrisa de lado, cuando mi expresión de tranquilidad, cambio a sorpresa al escuchar lo que me había preguntado y respondí nada más y nada menos que con otra pregunta.
- Por qué no lo compruebas tú mismo? -Me di cuenta de lo que había dicho y me tapé la boca de la verguenza, no solía ser así de lanzada.. pero ya no podía hacer nada, ya lo había dicho.
Me quedé mirándolo y me acerqué a él quedando a sólo centímetros de su boca, tan cerca que podía sentir su respiración. Tan cerca que.. la que quería besarlo era yo.

Sentí como recorrió de mi cara a mi cintura y no hice otra cosa que estremecerme. Me mordió el labio y solté un suspiro, me estaba torturando, deseaba que terminara de besarme de una vez por todas.
Por fin hizo presión contra mi boca y cerré los ojos.. disfrutando el momento. Tomé su cara con mis manos atrayéndolo aún mas hacia mí, quedando cuerpo con cuerpo, perfectamente acoplados.
Abrí un poco más la boca permitiendo así que entrara perfectamente y uní mi lengua con la suya, entrelazándolas y jugando con la de él. Me encontraba casi que desesperada explorando toda su boca al mismo tiempo que rodeé su cuello con mis brazos, dejándome llevar por el momento.

Era como si hubiera anhelado ese beso desde hace muchísimo tiempo, ya que estaba como comiéndole toda su boca. Sentí como sus besos poco a poco se convertían en mordiscos y me empezó a bajar por el cuello.
Oh oh, mi punto débil.
Me mordí el labio inferior, el besarme el cuello era perderme en mi propio mundo. Entonces sentí como me mordió la clavícula y me descontrole totalmente. Lo tomé de la cara y lo besé desesperadamente. Me di cuenta que era hora de controlarme, esa.. no era yo.
Me separe de él y lo miré fijamente a los ojos, en realidad no quería parar, pero iba contra mis principios.
- Lo siento... Pero no soy una más. -Le dije y me quedé esperando su reacción. Quizás, solo quizás, debí haber aprovechado la oportunidad y dejarme llevar por el momento.