¿Quieres jugar a los médicos? (Adam)

Dios...tenía la cabeza que me daba vueltas. Tras una noche interminable entre copas en un bar de la ciudad más proxima al castillo...tuve que dar clase por la mañana. Eso si que fue mortal, escuchar a los internos golpeando sin ningún estilo el piano o la guitarra... DIOS! QUE ME MATARAN!

DE verdad...no podía más con mi alma. Con aquel resacón encima me encaminé a la enfermería quitándome la chaqueta dejandome aquella camiseta de tirantes azul a juego con unos jeans oscuros realzados por mis kilométricos tacones, como siempre.
Entré sin llamar y me tumbé en la camilla cerrando los ojos.
-Adam... morfina en vena por favor!-bromeé llamándolo para que viniera a rescatarme de aquel terrible dolor de cabeza, lo conocía desde que llegué al castillo y nos habíamos hecho grandes amigos, habíamos conectado bien...y además, el chico no estaba nada mal... algunas tentaciones siempre me venían a la mente cuando me pasaba por la enfermería para saludarlo.

Había empezado a trabajar hacía poco rato después del descanso de la mañana. Solo tuvo tiempo de colocarse bien la típica bata blanca que llevaba y oír como alguien entraba como un terremoto casi, se tumbaba en alguna camilla, a decir por el suave golpe que se oyó y pronto alzó la voz para reclamar su atención, la voz le había sonado mucho cuando terminaba de oírla, así que abrochándose primero bien la bata, se dirigió fuera del despacho, donde unas cuantas camillas aguardaban nuevos huéspedes.

Nada más verla la reconoció, la hermana de la directora, Alexandra, si, así se llamaba. Se había tumbado en la camilla y pedía morfina, talvez sentía algun dolor agudo en alguna parte. Se acercó rápidamente. De las chicas que había conocido en el castillo, ella era su amiga, pero también una de las más atractivas, vamos, que estaba para hacerle unos cuantos favores. Por eso llegó a su lado con una sonrisa - Vaya, alex, que te sucede que me pidas con tanta urgencia? - Sonrió observándola, viendo que no tenía ninguna herida aparente.

Se estaba tan bien allí tumbada en la camilla sin hacer nada ahora....creo que podría quedarme durmiendo perfectamente pero no, tenía que recuperarme que tenía clases también aquella tarde y como me las saltara Venus se pondría echa una furia, lo sabía.

Al poco, escuché pasos viniendo hacia la zona de las camilla y al alzar mis orbes celestes le vi llegar con una media sonrisa perfecta. Me encantaba ese chico! Qué felicidad traía siempre!
-Hola señor Doctor-le djie con tono bromista haciéndome la víctima- Verá... parece como si la cabeza me fuera a estallar...
Lo miré de reojo y no pude evitar reirme.
-Dios Adam, dame algo para que se me pase esta resac...digo...malestar-como Venus se enterara del pedo que pillé anoche...ahí si que me mataba, no le gustaba mucho que bebiera tanto.